Su gestión había reducido la Subsecretaría de Derechos Humanos a un tercio de su estructura original y avanzado con recortes en áreas de memoria, lo que generó tensiones con organizaciones del sector.
Baños tomó decisiones que marcaron su paso por el organismo, como el cierre del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, restricciones a actividades en la exESMA y despidos de personal.
También protagonizó cuestionamientos internacionales tras su exposición ante un comité de Naciones Unidas, donde relativizó los crímenes de la última dictadura.
Su salida se produce luego de aceptar la degradación del área y de no lograr completar cargos clave. Con su renuncia, el área vuelve a quedar en un punto crítico en medio del reordenamiento del Ejecutivo.
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