En la madrugada del sábado, un operativo conjunto entre la Policía, agentes municipales y la Guardia Urbana sacudió el centro de San Francisco. El despliegue tuvo como objetivo hacer cumplir la Ordenanza N° 4389, que prohíbe la presencia de los llamados naranjitas, personas que buscan cobrar por el cuidado de vehículos en la vía pública.
Días antes, al menos siete cuidacoches fueron identificados ejerciendo esta actividad en zonas concurridas como locales nocturnos, gastronómicos y el casino. Ante esta situación, se decidió llevar a cabo una intervención para notificar y desalojar a quienes realizaban esta práctica.
La ordenanza vigente, sancionada en 1997, impide la detención del tráfico de vehículos con fines de recaudación económica y establece multas de hasta 200 unidades, aunque el valor quedó desactualizado con el tiempo. También prohíbe la realización de malabares en semáforos y regula la actividad de vendedores ambulantes.
El antecedente más polémico de la aplicación de esta norma se remonta a 2009, cuando el entonces Secretario de Gobierno, Miguel Pesce, ordenó su cumplimiento y la policía demoró a una pareja de malabaristas, lo que generó un debate a nivel provincial.
Aún no se sabe si este operativo fue un caso aislado o si marcará el inicio de una aplicación más estricta de la normativa en la ciudad.
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